El día estaba impregnado de emoción y expectación en Nuevo León cuando Lionel Messi, acompañado por sus compañeros del Inter de Miami, tocó tierra en el Aeropuerto Internacional de Monterrey. Era un martes, y la ciudad vibraba con la llegada del legendario futbolista argentino, quien estaba allí para enfrentarse a los Rayados en un crucial partido de los cuartos de final de la Concacaf Champions Cup.
Eran alrededor de las 11:30 de la mañana cuando el equipo de la MLS descendió del avión, y lo que les esperaba en tierra firme era una recepción apasionada por parte de cientos de seguidores ansiosos por ver de cerca a su ídolo. Los aficionados, con banderas de Argentina ondeando en el aire y camisetas albicelestes, se congregaron en el aeropuerto con la esperanza de capturar un vistazo del equipo y, especialmente, de Messi.
Messimanía llega a Nuevo León
El ambiente era eléctrico cuando el autobús del Inter de Miami se abrió paso entre la multitud. Custodiado por patrullas policiales que aseguraban el trayecto, el vehículo avanzaba lentamente mientras los fanáticos intentaban tomar fotografías y expresar su entusiasmo con cánticos y vítores. Era una escena que demostraba la enorme popularidad y el impacto global de Lionel Messi, incluso en tierras lejanas como México.
Alrededor de las 13:00 horas, el convoy llegó al municipio de San Pedro Garza García, donde el fervor de los aficionados alcanzó su punto máximo. Cientos de personas se agolpaban en las calles, ansiosas por tener una visión cercana de su héroe futbolístico. La seguridad se había reforzado en el área, pero ni siquiera las vallas policiales podían contener la emoción de la multitud.
A medida que el autobús se aproximaba al hotel donde se hospedaría el equipo, los gritos de “Messi, Messi” resonaban en el aire. Los aficionados, con la esperanza de un breve encuentro con el astro argentino, se abalanzaban hacia las vallas en un intento por acercarse lo más posible. Algunos clamaban para que Messi saliera del autobús y se mezclara con la multitud, alimentando la atmósfera de anticipación y alegría desenfrenada.
Aficionados esperan fuera del hotel de Messi
Finalmente, el equipo encontró refugio en el hotel, pero la emoción de los aficionados no disminuyó. Algunos se quedaron afuera del establecimiento, esperando pacientemente cualquier oportunidad de ver a Messi. Para ellos, la simple posibilidad de estar cerca de su ídolo era suficiente para mantener viva la llama de la pasión futbolística.
El enfrentamiento entre el Inter de Miami y los Rayados prometía ser un duelo épico. Con el marcador igualado en el partido de ida, la tensión era palpable mientras ambos equipos se preparaban para el choque decisivo. Los ojos del mundo futbolístico estaban puestos en Nuevo León, donde la presencia de Messi agregaba un brillo especial a un encuentro ya cargado de significado.
Así, en medio de la ovación de los aficionados y la emoción desbordante, Lionel Messi se sumergió en el corazón de Nuevo León, dejando una huella imborrable en la memoria de aquellos que tuvieron el privilegio de presenciar su llegada. Para ellos, fue más que un simple evento deportivo; fue un momento mágico que capturó la esencia misma del amor por el fútbol y la admiración hacia uno de sus más grandes exponentes.
